El 8 de septiembre de 1522, 18 hombres famélicos pero vivos y tan “flacos como jamás hombres estuvieron”, volvían a Sevilla, tres años después de su salida y tras haber recorrido el océano Atlántico, el Pacífico y el Indico. Habían partido en una flota de 5 naos y volvían en un único barco, la nao Victoria, casi desarbolada y forzada al bombeo continuo del agua que embarcaba. Fernando de Magallanes, un portugués al servicio de la corona española encarnada en la figura del joven rey Carlos I, había sido el Almirante de la flota, pero había muerto en Mactán (Filipinas) en un imprudente enfrentamiento con un reyezuelo indígena. Y, Juan Sebastián Elcano, un marino vasco de larga experiencia y probada fortaleza en la mar, había asumido el mando de la Nao Victoria y la responsabilidad de devolver a Sevilla los restos de la expedición y de dar cuenta al rey de los hallazgos del viaje. Su coraje y destreza hicieron posible que la nao Victoria retornara a Sevilla, cargada de clavo, una especia de valor superior al oro que permitió compensar con creces el coste completo de la expedición. Por entonces, el famoso Tratado de Tordesillas había dividido el mundo, por mitades, entre españoles y portugueses que se disputaban los dominios. Elcano consiguió llegar tras surcar el Indico por muy bajas latitudes, remontar después el Atlántico y burlar el acecho y la persecución de los portugueses.
Habían partido en busca del paso por occidente a las islas de las especias y habían vuelto por el camino opuesto. El significado más notable de toda aquella épica expedición lo escribió J. S. Elcano en carta dirigida al rey. “Lo que en más avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e viniendo por el oriente”.
La tierra –que los geógrafos creían redonda, aunque nadie lo había comprobado–, se confirmaba definitivamente que lo era. Y desde entonces, al inaugurarse la edad moderna, la tierra se convirtió en un planeta compartido por pueblos ribereños de los océanos en un proceso imparable de globalización. Hasta hoy mismo.
Este viaje, 500 años después, es el que van a replicar en un moderno velero los miembros de los “Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles” (AGNYEE) entre 2019 y 2022, con motivo del V Centenario de la I Vuelta al Mundo.
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