La Passió, la obra de todo un pueblo.

08/04/2022
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08/04/2022

Torreblanca

La Passió, la obra de todo un pueblo

Desde hace más de cuarenta años, la noche del Jueves Santo es una de las más esperadas en la población de Torreblanca, ya que es cuando se celebra la representación de la Pasión de Jesucristo, la Passió, proyecto en el que se ven involucrados amplios sectores de la localidad. Desde actores – más de cien- hasta empresas colaboradoras, particulares, cofradías y asociaciones culturales de la población…todos ponen su granito de arena. También el propio Ayuntamiento pone medios materiales y humanos para que esta representación vea la luz cada año.

Por eso, en Torreblanca se considera que la Passió es una obra colectiva, incluso una propiedad común. La Passió es Torreblanca y de Torreblanca.

Todo surgió en 1978, un 12 de abril, noche de Jueves Santo, en el lugar y el contexto adecuado. Torreblanca cuenta con una larga tradición teatral que arranca en los albores del siglo XX. Un grupo de jóvenes que pertenecían al Grup de TeatreTorreblanquins tenían la intención de representar la Pasión de Jesucristo, como se hace en otras poblaciones. Encontraron un liderazgo adecuado en Manuel Segura, quien fue el primer actor que encarnó a Jesucristo y, durante muchos años, alma del proyecto.

Con mucha voluntad y pocos medios –el primer equipo de sonido fue alquilado a un dúo de payasos por 25.000 pesetas- se realizó esa primera representación aquel 12 de abril.

El tiempo ha transcurrido, la experiencia se ha acumulado, los medios técnicos y económicos han crecido y hoy la Passió es un gran espectáculo que no ha perdido ni un ápice de su esencia original.

La obra en sí consta de 17 escenas y su duración aproximada es de dos horas. La acción se desarrolla por completo al aire libre, en diferentes escenarios instalados, básicamente, en la Plaza Mayor, donde se desarrollan las escenas de la entrada de Jesús en Jerusalén, el encuentro con la Verónica y con Nicodemo, la unción de Betania, la primera reunión del Sanedrín, la Última Cena, el primer proceso civil ante Pilatos, la comparecencia ante Herodes, nueva intervención de Pilatos, la flagelación y la sentencia a morir en la Cruz.

El Calvario es el particular Gólgota de la Passió y en el camino se representan los pasajes más dramáticos, como las caídas, la ayuda de la Verónica y del Cireneo y el suicidio de Judas arrepentido. Con la agonía y muerte de Jesús, el descenso de la Cruz, el Santo Entierro y la Resurrección finaliza la representación.

La cercanía de los actores, que en diferentes momentos se entremezclan entre el público, hace que los asistentes se sumerjan en la trama, que no por conocida resulta menos dramática.

 

Otra de las características de esta representación de la Pasión es que los textos son íntegramente en valenciano, empleando giros y expresiones locales, lo que refuerza la identificación de la obra con la población en la que tiene lugar.

El entusiasmo y la ilusión de cuantos están implicados en el proyecto son algunos de los más importantes ingredientes de la Passió, ilusión y entusiasmo que logran transmitir al público.

 

Aunque sea una obra coral, un esfuerzo colectivo, lógicamente surgen nombres propios que, en un momento u otro, han liderado el trabajo. Aparte del ya mencionado Manolo Segura, hay que destacar la labor como presidentes de la Asociación que organiza la pasión de Miguel Prim, Abel Segura y Pepita Bort.

La noche de Jueves Santo todo un pueblo trabaja para conseguir que Torreblanca, por unas horas, sea Jerusalén y representar, bajo su particular punto de vista, la Pasión de Jesucristo. En la provincia de Castellón existen otros pueblos que, en las mismas o en diferentes fechas, realizan un esfuerzo similar y con los que Torreblanca mantiene un contacto cercano de hermandad. Son los casos de Alcalà de Xivert, Alfondeguilla, Borriol y Ulldecona.

 

La Passió se ha visto afectada en su última edición por la situación sanitaria que vive el mundo.  Aunque no fue posible contar con la presencia del público, en Torreblanca no renunciaron a su representación y se realizó una versión diferente. Se proyectaron imágenes sobre la fachada de la Iglesia con pasajes de la Passió, que alternaban con actuaciones en directo, pero sin público. La acción finalizó con la plaza Mayor iluminada por antorchas y una descarga de truenos pirotécnicos anunciando el fallecimiento de Cristo. Todo ello se realizó sin público en la calle, pero los espectadores pud

ieron seguir las acciones en directo desde sus casas por medio de las Redes Sociales. Este año, salvo desagradables sorpresas, se espera recuperar la normalidad.

Más de cien actores intervienen en la representación de una trama que, no por conocida, resulta menos dramática.